sábado, 17 de marzo de 2012

EL EJERCICIO COMUNITARIO

Desde hace ya unos años que he venido notando la falta de interés, de pobladores y vecinos, en organizarse entorno a una personalidad jurídica de tipo funcional como lo son las juntas de vecino, clubes deportivos, centros culturales, etc… Es mas, cada vez estas organizaciones se envejecen o simplemente desaparecen. Es así que las uniones comunales, ligas deportivas y otras instancias de encuentro han perdido su peso de incidencia. No es extraño ver sectores donde la población residente llega a mil personas aproximadamente y en sus asambleas de junta de vecinos no veamos más de seis asientes.

Este fenómeno pasa sin llamar la atención, al parecer las organizaciones han dejado de ser un instrumento valido para abordar problemas y un canal eficiente para conseguir soluciones.

En este documento intentaremos abordar de forma simple los posibles factores que están contribuyendo a que se atomice la convivencia en los barrios.

1.- A fines de los noventa y comienzo del dos mil el bum de las capacitaciones territoriales que invitaban a especializarnos en la formulaciones de proyecto abundaron en los todos los espacios comunitarios, se nos planteaba que la única manera de llamar de la atención de las autoridades era a través de una constitución jurídica amparado en la Ley 19.418.-, estatuto que nace para dar carácter a una organización territorial, la cual como fin es “representar a los vecinos ante las autoridades para lograr convenios de desarrollo”.

La buena intención de este código término siendo un arma de doble filo, ya que esta también rige a otras estructuras comunitarias, que van desde centro de madres a agrupaciones de artesanos, pasando por concejos de salud y otros. Lo que fomento el vario pinto de organizaciones que postulaban a fondos concursables, siendo esto la gran piedra en el zapato para optimizar funcionalidad. La multiplicidad de organizaciones que disputaban socios y territorio llevo desgaste a los procesos de crecimiento de las mismas, ya que, fondos que un comienzo se disputaban no mas de sesenta organizaciones comunales, pudieron llegar en un momento a casi setecientas y mas, para la misma cantidades de recursos que tuvieron que aprender a dividirse según características especificas.

Es así que muchas organizaciones que nacieron entorno a un verbo en común, se fueron frustrando y de apoco perdieron el voto de convicción y esperanza, que un comienzo las germino, ya que al ver lo difícil de obtener recursos para su funcionalidad, terminaron disolviéndose.

¿Quizás falto capacitación en autogestión?

¿Deberíamos exigir una ley que permita una mejor funcionalidad de las organizaciones comunitarias?

2.- Otro factor es el plano regulador de cada comuna, que a permitido desarrollar e implementar proyectos urbanos que han fragmentado las comunicaciones territoriales y el crecimiento de la población residente y flotante sin medir el impacto socio cultural en esta.

La constante transformación de espacios públicos tanto en territorios de características residenciales y comerciales. Han colaborado a que las personas pierdan su sentido de pertenecía, lo cual a su vez a abierto las puertas a que se reúnan entorno a internes puntuales, en espacios no tangibles como las redes sociales, aquí me refiero a que ha nacido nuevos nativos, quienes se identifican mas con la tecnología que con el almacén de su barrio, si aun tienen.

Quizás este sea el factor que pudiera explicar que hoy nos sea mas fácil organizarnos de forma reaccionaria, que de forma preventiva.

¿Quizás no volveremos ver una participación activa en barrios?

¿Será la ciber-participación la nueva forma de convocarnos?

3.- La poca credibilidad en las autoridades elegidas también es un factor importante, ya que se asocia la casta política a la de dirigentes.

Este punto creo no resiste mayor análisis, si no ver propuestas para abolir este prejuicio.

¿Crear escuelas constantes de dirigentes?

¿Debemos dar importancia a la organización?

¿Debemos abrir espacios de trasparencia y encuentro?

¿Es hora de volver a divulgar nuestros derechos?

Facundo Ríos Velásquez

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